- Día 8 en el Atlántico
- Latitud: 24º 10′ N Longitud: 45º 47′ O
- Viento: 12 nudos
- Rumbo: 242º
- Velocidad: 7.5 nudos
- Distancia: 1.246 millas náuticas de Martinica
- Frase del día: «Si el plan no funciona, cambia el plan pero no cambies la meta» (Marian)
Las tormentas han cesado, les hace «un calor increíble» y poco viento. Antes de que Marian Santiago hable con EfeSalud, su compañera de viaje Patricia Alonso cuenta que ayer fue un día «un poco complicado» porque se les rompió una nueva vela.
«Se rompió el puño de la vela más grande que llevamos (spinn de proa) y se cayó al mar. Salimos todos corriendo, nos pusimos a trabajar y pudimos salvarla y cogerla del agua», afirma animosa.
Relata que estuvieron toda la tarde cosiéndola y que al final la arreglaron pero que cuando fueron a ponerla, se les rompió la pieza de sujeción, otra complicación más.
«Cuando la estábamos poniendo Eric gritó “el tangón, el tangón”, que es la pieza que aguanta la vela y es un palo muy alto (8’40 metros). Se soltó y empezó a dar golpes y rompió un poco la vela mayor«, aclara Patricia.
Asegura que Iago López, uno de los profesionales que las acompañan, ha podido arreglarlo porque «es un manitas» y que a pesar de los percances «estamos todos bien».
Marian Santiago dice que ha sido «una semana muy dura» porque han tenido «muy mal tiempo con muchas tormentas, mucho oleaje y varios incidentes».
«Ha sido una locura porque estás tranquila cinco minutos y de repente se rompía algo y tenías que salir corriendo a proa a coger velas y montar. Ha sido una semana muy intensa pero me ha encantado, si no hubiera pasado nada y sólo fuese pasear, no hubiera disfrutado tanto de la experiencia», afirma ilusionada.
Añade que «los turnos son duros dependiendo el que te toque» pero que ella está acostumbrada a trabajar por las noches y que para ella no llega a ser «muy cansado».
Lo más desagradable de la travesía para ella ha sido el tener que volverse a poner «la ropa empapada porque estás bajo la lluvia diluviando» y no da tiempo a que se seque en las tres horas que tienen de descanso.
«Lo peor que llevo es que me apetece mucho una coca cola light y aquí no tengo- Es lo primero que voy a hacer al llegar a Martinica«, comenta divertida.
Dice que lo mejor es la sensación que tiene por la noche, cuando disfruta «de las estrellas, del sonido de mar e incluso cuando llueve«.
«Me quito la capucha para que me dé el agua fía en la cara. Es una sensación de libertad, de estar viva, de tranquilidad y esas cosas son las que más me llenan del viaje«, sostiene Marian.