El cáncer colo-rectal es el de mayor incidencia (15%) en España, aunque no el de mayor mortalidad. Para avanzar en su detección y tratamiento, el Instituto de Medicina Preventiva y Pesonalizada del Cáncer (IMPPC), alberga un proyecto de investigación dirigido por Manuel Perucho, que es uno de los que co-financiamos desde la Fundación Vencer el Cáncer, y que se centra en los beneficios de la medicina predictiva y personalizada.
Para conocer mejor el proyecto, sus expectativas y la realidad de la investigación oncológica, hemos conversado con Manuel Perucho, quien nos asegura precisamente que ésta es una de las claves para seguir avanzando: «el acceso a fuentes de información útil, concisa, exacta y asequible, para que nuestros avances en la investigación alcancen a todos y no sean accesibles únicamente a los expertos en el área».
Empezamos repasando la trayectoria del científico Manuel Perucho:
El doctor Manuel Perucho es ICREA-Profesor de Investigación y desde el año 2009 es Director del Instituto de Medicina Predictiva y Personalizada del Cáncer (IMPPC). Desde 2012 Adjunt Professor en el Sanford-Burnham Medical Research Institute, La Jolla, California.
Tras su formación -estudió Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid y se doctoró en la misma Universidad en 1976. Entre 1978 y 1980 desarrolló su formación Postdoctoral en Genética Molecular, primero en el Max Planck Institut de Berlin y después en Cold Spring Harbor Laboratory en New York-, Manuel Perucho inició su trayectoria profesional entre 1981 y 1982, como Staff Investigator del Cold Spring Harbor Laboratory en New York. De 1982 a 1988 fue Assistant and Associate Professor del Departamento de Bioquímica de SUNY at Stony Brook en New York. A partir de 1988 se trasladó a California como Research Program Director del California Institute of Biological Research en La Jolla, posición en la permaneció hasta 1995.
Ese mismo año cambió al Sanford-Burnham Medical Research Intitute también en La Jolla, en calidad de Professor and Program Director, hasta 2012, compaginando con posiciones de Profesor Adjunto en la Universidad de California San Diego (UCSD) y profesor visitante en varias universidades españolas. Forma parte de Comités de evaluación de numerosas organizaciones incluyendo el Instituto Nacional del Cáncer y es revisor de más de 50 revistas cientificas incluyendo Science, Nature Genetics, Nature Medicine, Cancer Cell, Cancer Research, PNAS, etc. Sus proyectos de investigación financiados por los institutos nacionales de salud de los Estados Unidos (NIH) durante su carrera investigadora en ese país superan los 10 millones de dólares. Actualmente es el investigador principal de otros proyectos de investigación españoles en marcha que superan los 6 millones de euros.
Ha recibido numerosos premios y distinciones, tanto nacionales: Francisco Duran Reynals (Barcelona, 1984); Marqués de Valdecilla (Santander, 1987); Premio Atlantico de investigacion del Cancer Instituto Canario de Investigacion del Cancer, ICIC (Las Palmas, 2003), como internacionales: (Catacosinos Award (Stony Brook, New York, USA, 1981; NIH Merit Award (Washington, USA, 1999-2009); American Association for Cancer Research-National Foundation for Cancer Research (AACR-NFCR) Professorship in Basic Cancer Research (Philadelphia, USA, 2003). Es recipiente de la medalla de oro de la Academia de Medicina de Murcia y doctor Honoris Causa por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla.
Es, además, autor de más de 140 publicaciones científicas originales la mayoría en revistas internacionales de renombre incluyendo Cell, Nature, Science, etc. Estos trabajos acumulan según Google Scholar mas de 15.000 citas con un average de citaciones por publicación de 108 y con un índice h («Hirsch Factor») de 50.
VEC – El proyecto que usted dirige está centrado en el cáncer de colon, más concretamente en la identificación de variantes genéticas asociadas a cánceres múltiples. ¿Podría describirnos más en qué consiste?
Manuel Perucho – Algunos pacientes de cáncer desarrollan cánceres sincrónicos (cánceres múltiples simultáneos) y metacrónicos (que se desarrollan más tarde), pero los factores de riesgo no se conocen en casos no hereditarios.
La metilación del DNA es uno de los procesos que se denominan epigenéticos: esto es, procesos que sin cambiar la secuencia de los genes, afectan su expresión, y por tanto su funcionalidad. Al nacer, el genoma está muy metilado, pero según vamos envejeciendo se produce una desmetilación gradual que afecta a todas las células del organismo sobre todo las que se replican muy frecuentemente (células madre). Este grado de desmetilación no es idéntico en todos los individuos, sino que algunos presentan una desmetilacion más acusada y estos son precisamente los pacientes que hemos descubierto presentan cánceres múltiples de colon.
Los niveles de metilación del DNA en el tejido normal de colon son predictivos de la presencia de cánceres múltiples. Cuanto menos metilado está el DNA en el tejido normal, más probabilidad hay de que esos pacientes desarrollen posteriormente otros tumores metacrónicos.
VEC – ¿Qué avances implica esto?
MP – Estos resultados abren la posibilidad de desarrollar tests diagnósticos para predecir el riesgo para desarrollar neoplasias metacrónicas de colon. La ventaja de esta prueba es que podría llevarse a cabo en pacientes de cáncer después de la resección quirúrgica. Los pacientes con bajo riesgo podrían continuar con las revisiones médicas normalmente y aquellos con alto riesgo podrían ser controlados con más frecuencia. Eso permitiría a los médicos oncólogos concentrar los recursos en pacientes de alto riesgo sin someter al resto de los pacientes de cáncer a chequeos médicos innecesarios, con un ahorro de tiempo y costes asociados.
Nuestro trabajo también sugiere que estos individuos con mayor grado de desmetilación en sus genomas podrían sufrir algún defecto hereditario. Para ello proponemos estudiar lo generalizado que pueda estar este fenómeno (e.g., no solo en cáncer de colon sino también en otros cánceres como mama o melanoma) y explorar los posibles factores genéticos responsables de la desmetilación anormal de estos individuos.
VEC – Parece que aumentan cada año los diagnósticos de cáncer. ¿Cómo está evolucionando el cáncer? En cifras, en agresividad…
MP – La respuesta más sencilla a esta pregunta compleja es que el cáncer en general es una enfermedad de la edad avanzada. Como la civilización ha progresado espectacularmente en los últimos dos siglos, la esperanza de vida ha aumentado también. En el tiempo de los gladiadores no había tantos casos de cáncer debido a que la esperanza de vida era mucho más corta que en la actualidad. Otros avances en la prevención y tratamiento de la enfermedad en general, también resulta en un aumento relativo de los casos de cáncer al alargar la vida de la población.
En cuanto al aumento de agresividad, esto no creo que sea cierto globalmente. De nuevo, este aumento en cifras puede ser un reflejo de lo anterior, y además, mientras que algunos cánceres están yendo en aumento, otros disminuyen debido a los avances en el diagnóstico precoz y en el tratamiento, y sobre todo en las campañas de prevención.
VEC – ¿De qué cifras hablamos en España?
MP – En España, donde una de cada seis personas tiene más de 65 años, los diagnósticos de cáncer van en aumento. La situación es similar en otros países del primer mundo con alta esperanza de vida. Por ejemplo, en 2008 se diagnosticaron 196.902 nuevos casos de cáncer en España, 215.534 en 2012 (un 9,6% más) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) prevé que sean 227.076 en 2015. Pese al aumento en incidencia, los importantes avances conseguidos en detección y tratamiento del cáncer, con la incorporación de técnicas quirúrgicas muy avanzadas y terapias personalizadas (fármacos biológicos que responden al perfil genético del paciente) han hecho que el número de fallecimientos se haya reducido.
En 2008 fueron 104.156 fallecimientos debidos al cáncer, y cuatro años después 102.762, un descenso del 1,3%. A pesar de esto, las cifras de afectados y fallecidos son todavía muy elevadas: el cáncer es la segunda causa de muerte en España, sólo superado por las insuficiencias cardiovasculares.
La incidencia del cáncer en España en hombres en 2012 se encuentra entre las más altas respecto del resto del mundo, similar a la del resto de países más desarrollados. Esta incidencia ha ido aumentando lentamente, muy probablemente por el ligero crecimiento de la población y por su envejecimiento. La mortalidad, sin embargo, ha disminuido a partir de los años 90, situándose en tasas similares a las de los países más desarrollados. La disminución en mortalidad puede explicarse, como hemos comentado anteriormente, por los avances en diagnóstico precoz y en terapias más eficaces.
La incidencia del cáncer en España en mujeres en 2012 es algo inferior a la tasa de los países más desarrollados. Al igual que en hombres, la incidencia del cáncer en mujeres españolas aumentó en los años 90, pero en las últimas dos décadas se ha estabilizado. La mortalidad debida el cáncer en mujeres españolas ha disminuido en los últimos años y es similar a la de los países más desarrollados.
VEC – ¿Y si nos centramos en los tipos de cánceres?
MP – Si se consideran ambos sexos conjuntamente, el cáncer colo-rectal es el de mayor incidencia (15%), aunque no el de mayor mortalidad que sigue siendo el cáncer de pulmón (20,6%). En hombres, la incidencia más alta es la del cáncer de próstata (21,7%), la mortalidad más elevada la del cáncer de pulmón (27,4%), y la prevalencia a 5 años mayor es la del cáncer de próstata (31,4%). En mujeres la mayor incidencia, mortalidad y prevalencia a 5 años es para el cáncer de mama (29%, 15,5% y 40,8%, respectivamente) (datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, GLOBOCAN 2012).
VEC – ¿A qué se debe esta evolución?
MP – Hay dos evoluciones del cáncer, si se considera como enfermedad individual o en general, epidemiológicamente. El cáncer individual es un proceso de evolución de la célula neoplásica, la célula tumoral, que compite con otras células normales y tumorales de tal manera que aquellas células que acumulan alteraciones en su genoma que les proporcionan ventaja selectiva de crecimiento o supervivencia, van expandiéndose como un proceso evolutivo por selección natural.
La evolución del cáncer desde el punto de vista epidemiológico es un proceso complejo en donde se encuentran tendencias que pueden ser contrarias o sinergísticas. La complejidad es debida esencialmente a la naturaleza heterogénea de la enfermedad: El cáncer no es una patología única sino que comprende un gran número de enfermedades, todas diferentes entre si, aún agrupadas en el denominador común que conocemos por la palabra “cáncer”.
Como ya he comentado, una mayor esperanza de vida y una baja tasa de natalidad se asocia necesariamente a una alta proporción de la población por encima de los 50 o 60 años, cuando la incidencia de los cánceres más frecuentes es máxima. Aún así, no podemos descartar otros factores ambientales (tabaquismo, dieta, exposición a la luz solar, sobrepeso, etc.) que se sabe juegan un papel fundamental en la incidencia de cánceres esporádicos. Además, estamos estudiando con gran interés otros posibles factores genéticos con técnicas de última generación que permiten explorar el genoma de miles de pacientes con una resolución sin precedentes, y analizar la incidencia de determinados tipos de cáncer en distintas poblaciones con distinta composición étnica.
VEC – Este conocimiento permite que también se avance en la forma de hacerles frente. ¿Cómo?
MP – Ha habido, y está habiendo un avance significativo en la lucha contra el cáncer, y estas estrategias también evolucionan principalmente en dos frentes interrelacionados, los avances tecnológicos y los avances en el conocimiento de los mecanismos subyacentes al proceso de transformación neoplásica y la progresión tumoral. Es decir, en la tecnología y en la investigación tanto básica como en su consecuencia traslacional y aplicada.
La prevención y la detección precoz representan los dos pilares prioritarios de nuestras defensas contra el cáncer. La prevención del cáncer incluye esfuerzos por anticipar el proceso que conduce al cáncer, junto con la detección y el tratamiento de afecciones precancerosas en los estadios más tempranos y tratables, y la prevención de nuevos cánceres o de segundos cánceres primarios en los supervivientes. La detección precoz del cáncer identifica lesiones precancerosas o cánceres iniciales que son más sensibles al tratamiento ya que la cantidad de células malignas es muy baja.
Los programas de detección precoz del cáncer de mama y, más recientemente, el de colon y recto, ponen de manifiesto la importancia de la prevención y detección precoz de tumores para reducir la incidencia y la mortalidad del cáncer.
Actualmente se sabe que ciertos hábitos de vida poco saludables suponen un alto factor de riesgo y pueden provocar cáncer. De hecho, algunas estimaciones concluyen que siete de cada diez cánceres se podrían evitar con un estilo de vida más saludable. En particular, para la prevención de los tumores colo-rectales es importante la adopción de hábitos saludables, como una alimentación rica en fruta, verduras y baja en grasa, el ejercicio físico regular, evitar el consumo de tabaco y alcohol, así como la obesidad.
Por supuesto, además de la prevención y detección precoz, se han realizado grandes avances en el tratamiento, tanto a nivel quirúrgico como en el desarrollo de fármacos más potentes, más eficaces y más seguros.
VEC – ¿En qué niveles estamos actualmente en cuanto a investigación oncológica?
MP – En general estamos asistiendo a una aceleración de la investigación en las últimas décadas. Es como una curva exponencial o logarítmica en donde se está empezando a cristalizar toda la investigación previa que por la propia naturaleza del problema y por la ausencia de tecnologías de análisis ha sido – y continua siendo – un proceso lento y en cierta medida enervante para los practicantes tanto a nivel de investigación básica como en el ámbito de la clínica oncológica.
VEC – ¿Y en España?
MP – Esencialmente es un proceso paralelo quizás relativamente más modesto por la cantidad pero no por la calidad.
VEC – ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la investigación oncológica?
MP – La heterogeneidad de la enfermedad es el mayor obstáculo. No es una batalla contra un enemigo único, sino mas bien una guerra con muchos enemigos simultáneos.
La investigación oncológica se enfrenta a grandes retos tanto a nivel científico como a nivel socioeconómico. En el ámbito científico, uno de los principales obstáculos es desenmarañar la tremenda complejidad del cáncer, que comprende múltiples subtipos con orígenes celulares muy diversos y espectros de mutaciones también complejos que finalmente repercuten en la enorme variabilidad en el comportamiento de cada tumor. Hoy en día, no es trivial encontrar modelos aptos para explorar las muchas hipótesis que surgen para tratar de explicar, aunque sea parcialmente, el origen del cáncer. En ciertos aspectos, todavía no tenemos una idea clara de por qué ciertos individuos desarrollan cáncer y otros no. ¿Es puramente una lotería?
Sabemos que para muchos tipos de cáncer hay un componente familiar todavía no explicado. ¿Es que hay personas con más boletos en esta lotería? Desde el punto de vista técnico, además, no siempre hay una correlación directa entre lo que observamos en los cánceres humanos y lo que podemos analizar y explorar en las líneas celulares y modelos animales disponibles de forma regular en el laboratorio, lo que dificulta mucho el progreso en este campo.
VEC – ¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentra la investigación?
MP – Podríamos decir que las tres grandes dificultades son económicas, económicas y económicas. El avance en la investigación depende necesariamente de los medios para realizar las investigaciones, aunque hay que matizar que la cantidad no es lo más crítico, sino la calidad. Esto implica que quizás haya un porcentaje de investigación repetitiva e incluso redundante, pero que es inevitable. El avance tecnológico también supone un encarecimiento de la investigación, pero repito que estos son males inevitables, y el alto precio se compensa con la mayor profundidad y relevancia del conocimiento conseguido con estas nuevas tecnologías postgenómicas.
En el aspecto económico, hay que resaltar la necesidad de una financiación estable y generosa. El objetivo de, en un futuro, reducir la mortalidad y morbilidad del Cáncer en España lo merece. La investigación básica requiere de unos mínimos de inversión para producir resultados, pero éstos no deberían estar sujetos a grandes fluctuaciones derivadas de cambios políticos. El desarrollo de nuevos fármacos, por comparación, requiere una financiación mucho mayor generalmente sólo al alcance de grandes compañías farmacéuticas.
VEC – ¿Hacia dónde va la investigación, los tratamientos?
MP – Hay varios campos de crecimiento y avance que todos confluyen en el progreso. En general, podemos hablar de un cambio de paradigma en la medicina en general y la medicina del cáncer en particular. Se está pasando de un enfoque del paciente con tratamientos universales, a un tratamiento a la medida, considerando al individuo en su peculiaridad debida a su genoma único. Es decir, se está cambiado la medicina del cáncer hacia una medicina predictiva, personalizada, y eventualmente preventiva (las tres Ps de la medicina postgenómica). Últimamente hay otra vertiente, una cuarta “P”, la medicina de Participativa, en donde el propio paciente puede jugar un papel activo interaccionando con el médico.
Históricamente, la medicina trata a un paciente una vez se detectan los síntomas de la enfermedad, y a los pacientes con síntomas similares se les da el mismo tratamiento. El nuevo modelo de la medicina predictiva, en base a la información genómica global, interviene en individuos sanos con el fin de evaluar su susceptibilidad a ciertas enfermedades, y consecuentemente generar las prácticas clínicas preventivas adecuadas. Al mismo tiempo, la medicina basada en la farmacogenómica generará tratamientos personalizados que varían para cada paciente en función de su perfil genético.
Dentro de este nuevo paradigma de la medicina, la misión del IMPPC, dónde desarrollamos nuestras investigaciones, es identificar las bases moleculares que permiten la predicción de dónde, cuándo y cómo un cáncer puede desarrollarse, para predecir la respuesta a su tratamiento, y para permitir el diseño de terapias personalizadas para los pacientes con cáncer.
VEC – A nivel personal, ¿qué le ha llevado a dedicarse a la investigación oncológica?
MP – Mi caso puede parecer atípico, ya que no me motivó ningún aspecto personal, sino más bien una inclinación a la investigación, la curiosidad, combinado con las casualidades o los hallazgos fortuitos o inesperados, que me hicieron tomar decisiones concretas sobre los temas a investigar en ciertos problemas. Por ejemplo, el descubrimiento inicial del oncogén K-ras en cáncer de pulmón y colon, que conllevó a estudiar estos tumores, simplemente porque eran en los que se encontraba activado el oncogén.
VEC – No debe ser fácil, por las trabas económicas, porque los resultados son a largo plazo… ¿qué tiene un científico para seguir adelante? ¿Y en su caso?
MP – Pues sí, en efecto, no es fácil, pero quizás en la dificultad se encuentra también el aliciente.
VEC – ¿Por qué este proyecto en particular?
MP – Pues de nuevo, simplemente porque el hallazgo imprevisto deriva en una serie de encadenamientos sobre los temas a estudiar, claro que determinado por su interés intrínseco y por ser campo inexplorado.
VEC – Volviendo a su proyecto y al estudio de variantes genéticas asociadas al desarrollo de algunos tumores. ¿En qué medida es importante para la sociedad? ¿Podremos prevenir o reducir la posibilidad de desarrollar muchos tumores? ¿Y hacerles frente según la identidad genética de cada paciente?
MP – Claro, exactamente. Esta es la Medicina Predictiva y Personalizada. El objetivo es poder hacer frente a ciertos tumores o mejor dicho a cierto tipo de tumores una vez que se identifican las variantes genómicas responsables de su mayor susceptibilidad o resistencia (que son las dos caras de la misma moneda). La prevención es la tercera P y la más a largo plazo, puesto que no se puede manipular el genoma de los individuos antes de nacer. Pero hay medidas paliativas y si no reducir la generación de los tumores, si el erradicarlos precozmente.
Los avances científicos que mejoren nuestra comprensión de la etiología del cáncer, es decir, entender mejor las razones fundamentales para su desarrollo, repercuten positivamente en la sociedad al facilitar una mejor evaluación de los factores de riesgo de cada individuo. De hecho, estas cuestiones son clave en el planteamiento de nuestro proyecto. Estamos convencidos de que el descubrimiento de nuevos factores genéticos de susceptibilidad al cáncer permitirán una optimización de los protocolos de seguimiento de los pacientes. Idealmente, aquellos pacientes con mayor riesgo de padecer cáncer podrán someterse a una vigilancia médica más rigurosa para minimizar el riesgo a desarrollar un cáncer y, en caso de que el cáncer se inicie, éste se pueda detectar en sus estadios más tempranos cuando las terapias actuales son mucho más efectivas.
A más largo plazo, el conocimiento de estos factores genéticos sería clave para el desarrollo de terapias personalizadas que tengan en cuenta tanto el tipo de cáncer como la identidad genética de los pacientes.
VEC – ¿Qué supondrá para los pacientes su trabajo?
MP – Si el proyecto tiene éxito, esto a su vez supondría un mejor conocimiento de ciertos pacientes de cáncer de colon que tienen una mayor propensión a desarrollar otros tumores, ya que entonces se podrá realizar un seguimiento más informado y por tanto combatir con éxito estos cánceres secundarios. El cáncer en general es curable si se detecta a tiempo. Por otro lado, si logramos descubrir el defecto genético que subyace a esta mayor susceptibilidad, esto podría tener aplicaciones en un futuro tratamiento, aunque esto es una incógnita en este momento.
VEC – ¿En qué plazos podría ser una realidad?
MP – Volvemos a lo anterior. Es difícil predecir plazos al desconocer el mecanismo responsable. Además, incluso conociendo el mecanismo a veces es difícil predecir el resultado práctico. Los oncogenes Ras se descubrieron en los 80 y todavía no hay tratamientos específicos contra éstos. Por otro lado, otros descubrimientos más recientes están teniendo éxito en plazos más cortos. En particular, ciertas aplicaciones en este proyecto pueden aflorar relativamente pronto. Por poner un ejemplo, el descubrimiento de la inestabilidad de microsatélites en el 93, tuvo aplicaciones clínicas para diagnóstico de miembros de las familias afectadas de cáncer de colon hereditario no polipósico en un plazo muy corto, al facilitar la identificación de los genes mutadores responsables en menos de un año y tests de diagnóstico inmediato.
La implementación de nuevas pruebas diagnósticas en el ámbito sanitario es lenta debido a la necesidad de estudios clínicos que corroboren la eficiencia, precisión, utilidad y el coste/beneficio del test. Estos estudios requieren no sólo tiempo, sino en muchos casos inversiones económicas importantes al alcance de pocas organizaciones públicas o privadas.
Esta situación es similar a la puesta en el mercado de medicamentos antitumorales. Por ejemplo, en promedio, el proceso de estudiar y ensayar una nueva droga dura 12-15 años y significa una inversión cercana a los 450 millones de € antes que ésta sea aprobada para su uso. El proceso de investigación y desarrollo de nuevas drogas es largo y complejo, involucra grandes costes y posibilidades de éxito inciertas. De las muchas moléculas identificadas y ensayadas muy pocas llegan a los estantes de las farmacias, siendo desechadas la mayoría en distintas etapas del proceso. La complejidad del proceso es manejada por una diversidad de disciplinas científicas que incluye químicos orgánicos, biólogos moleculares, toxicólogos, médicos, farmacólogos, bioquímicos y científicos computacionales.
VEC – ¿Podemos decir que estamos más cerca de vencer el cáncer?
MP – Sí, claro, más cerca que antes, por el progreso conseguido. Pero todavía estamos lejos. Además, la pregunta no se puede responder categóricamente por lo dicho anteriormente. El cáncer no es una, sino muchas patologías y mientras que ya se han vencido o neutralizado algunas y se vencerán y neutralizarán otras, convirtiéndose en enfermedades crónicas pero compatibles con la vida y con la vida de calidad, no creo que podamos generalizar a todos los cánceres.
Quizá, el mensaje a transmitir es el de un optimismo moderado, resaltando que los avances en la investigación de hoy repercutirán a largo plazo en la mejora de los tratamientos y, eventualmente, en una mayor calidad de vida de las generaciones futuras.
VEC – ¿En qué medida puede contribuir la sociedad a vencer el cáncer?
MP – Ya apunté un aspecto emergente de la medicina participativa. Esta es una faceta en donde el propio paciente, como miembro de la sociedad puede ayudar, en conjunción con el progreso en educación y mejor explotación de las nuevas tecnologías de comunicación. Ahora, hasta los niños ya saben utilizar las tabletas informáticas, que serían vistas como cosa de brujería por generaciones anteriores.
Por otro lado está la filantropía sustentada por sectores amplios de la sociedad que está contribuyendo facilitar proyectos de investigación, especialmente en momentos de crisis económica como la actual.
La sociedad puede y debe contribuir a esta batalla contra el cáncer, para lo que hay que dotarla de las armas necesarias. La primera de ellas es el acceso a fuentes de información útil, concisa, exacta y asequible, para que nuestros avances en la investigación alcancen a todos y no sean accesibles únicamente a los expertos en el área. En este sentido, la creación de asociaciones como Vencer el Cáncer suponen una plataforma importante para conectar la investigación científica con la sociedad.
Un mejor acceso a una información de calidad, avalada por la comunidad científica y médica, facilitará una mayor concienciación del gran impacto a nivel social y por supuesto a nivel personal que el cáncer tiene en la sociedad española. Esta concienciación y sensibilización social resultan fundamentales para promover acciones específicas que podrían ir, por ejemplo, desde una modificación de los hábitos de vida personales, a una participación activa en campañas de información y la colaboración con asociaciones nacionales e internacionales que promueven el conocimiento y la lucha contra el cáncer, como la Fundación Vencer el Cáncer.
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