Hasta hace un suspiro los tumores solo se distinguían por su lugar de nacimiento y su imagen al microscopio. Ahora, la genética es la estrella: los más modernos ensayos clínicos son casi agnósticos respecto a su aspecto y origen.
Este tipo de ensayos se conoce como ‘ensayos en cestas’ (basket trials, en inglés), y representan una de las formas más novedosas de hacer avanzar la medicina de precisión. Al contrario que en los procedimientos tradicionales, la selección de los pacientes no se basa en el origen del tumor (mama, pulmón, colon), sino en la genética.
Lo que cuenta es la presencia de una mutación para la cual existe un fármaco disponible. Una vez dentro del ensayo, los pacientes se distribuyen para su análisis en ‘canastas’ o ‘cestas’, ahora sí ya determinadas por el tejido o el órgano de origen.
Basándose en el perfil de mutaciones, un nuevo ensayo internacional con participación española ha expandido los posibles usos de un fármaco contra el cáncer de mama. No solo podría ser útil para más pacientes con esta enfermedad, sino también para tumores de la vesícula biliar o de cuello de útero que crecen por mutaciones semejantes. Lo publican en la revista Nature.
“Creo que la publicación es un reconocimiento a la rapidez del trabajo y al enorme esfuerzo que ha supuesto, porque Nature no suele publicar estudios como este”, comenta Cristina Saura, jefa de la Unidad de Cáncer de Mama en el hospital Vall d´Hebron, en Barcelona, y una de las firmantes del artículo.
Una búsqueda entre miles de tumores
El ensayo, denominado SUMMIT, se propuso averiguar si el neratinib –aprobado para determinadas pacientes con cáncer de mama– podría ser útil también en otros casos y en diferentes tipos de tumores.
“Entre un 15 y un 20% de las pacientes con cáncer de mama tienen varias copias del gen HER2, que se encuentra mucho más activo”, comenta Saura. “Para ellas existen fármacos como el trastuzumab o el más moderno neratinib. Lo que queríamos ver era si el fármaco también podría ser útil en pacientes que no tenían más copias, sino una mutación en el gen”, explica a Sinc.
Sin embargo, no hay muchos tumores con las mutaciones buscadas: en ninguno su frecuencia supera el 10% y en algunos se encuentra alrededor del 1%. Para localizar a los pacientes se necesita invertir grandes recursos en programas de prescreening que permiten analizar miles de casos y encontrar aquellos pocos que sean candidatos.
Es lo que han desarrollado en el Instituto Oncológico del Vall d´Hebron, que dispone de un panel de 60 genes; en la Fundación Jiménez Díaz y en el Centro Oncológico Clara Campal, estos últimos en Madrid y participantes en el ensayo. Como también lo han hecho en el hospital Memorial Sloan Kettering, de Nueva York, que con su programa MSK-Impact ha buceado ya en más de 20.000 tumores buscando dianas que les hagan aspirantes a alguno de estos ensayos.
Entre todos los centros participantes identificaron y reclutaron a 125 pacientes con mutaciones en HER2. Todos ellos tenían cánceres metastásicos, habían pasado por múltiples tratamientos y no disponían ya de alternativas eficaces. Se diseñaron nueve cestas, cada una compuesta por pacientes con un tipo determinado de tumor, y una cesta final compuesta por casos diversos, considerados raros. Las conclusiones, en algunos casos, son esperanzadoras. En otros, servirá para mejorar el conocimiento disponible y enfrentarse mejor a las dificultades.