Si quieres saber algo curioso de mí, te lo cuento sin demora.
Puedo afirmar que hay épocas en las que aparecen sin saber por qué, circunstancias increíbles. No es una casualidad. Se ha comentado que la realidad es fantástica y la ficción real. Ahora lo vas a entender.
Te diré que ayer recibí una carta por correo postal, esto resulta bastante raro hoy en día. Llegó sin remitente y con un franqueo nunca visto. Juzgarás que hasta aquí, resulta curioso lo sucedido.
¿Por qué a mí ahora? ¿Quién será?
Dejé sobre la mesa el sobre abierto y me dispuse a leer atentamente:
“Hoy necesito que me abraces fuerte. Sin palabras, sin excusas, sin temores ni dramas. Y no me preguntes qué es lo que pasa. No traigo heridas, únicamente preciso notarte bien dentro, sentirme en casa y que sepas que es muy cierto que estoy contigo. Hoy necesito que me vuelvas a abrazar muy fuerte, y que tú silencio traiga mucha paz, pero no me preguntes que es lo que pasa. Lo más importante no es que yo te busque, que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos. Que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro lleno de esperanza. Que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto. Que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tú océano. Que yo trate de animarme, de hacer planes, sino que tú fuego arda dentro de mi corazón. Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, quererte… Si tú no me buscas, llamas y amas primero? El silencio agradecido es mi última palabra y la mejor manera de encontrarte.
Hoy tan sólo necesito que me abraces con todas tus fuerzas, con toda tu mente, con toda tu alma y corazón. Sin palabras, sin excusas, sólo fuerte, que no tengas prisas y que me recuerdes.
Hoy necesito que me abraces por encima de los miedos y prejuicios, que alcances a los huesos y disipes las tinieblas. Y no me preguntes que es lo que pasa. Hoy necesito que me abraces fuerte, muy fuerte, y que tú silencio traiga mucha calma, pero no me preguntes que pasa. Hoy necesito tú AMOR”.
Hice un fundido a negro, y en la duerme vela pude escuchar una cálida voz que me decía. “Tú puedes hacer que la vida valga la pena…No dejaremos que el tiempo nos pase por encima. Si esta vida se hace más difícil ahora, no, no importa, porque me tienes a tu lado, yo Te sostengo. Confía y espera en este “intruso” todo AMOR, que te ha escrito directo al corazón”.
¡Abrázame fuerte, muy fuerte!