En la Fundación Vencer el Cáncer hay historias que nos encanta contar. Esta es una de ellas. Es la historia de Rodrigo del Olmo, Luis Cavanillas, Iñigo Díaz, Pablo Blázquez, Eduardo Baviera, Miguel Delgado, Jaime Sanz y Guillermo Ramos, ocho alumnos del Liceo Europeo de Madrid, que están haciendo el Bachillerato Internacional -un sistema educativo homologado internacionalmente- y que han vendido más de 1.000 pulseras a favor del cáncer de mama.
Dentro del bachillerato internacional, los alumnos deben participar obligatoriamente en CAS (Creatividad, Acción y Servicio), un programa no académico orientado a su desarrollo personal con la realización de actividades creativas, deportes, voluntariado…
“Molaría un montón para cumplir horas en esto hacer un proyecto que nos guste”, les comentó Rodrigo a sus amigos. Y se pusieron a ello. Pasó de ser una actividad escolar a un proyecto personal.
“Queríamos hacerlo sobre el cáncer porque tenemos familiares que han fallecido y, además, es justo lo que menos se estaban fijando nuestros compañeros. Estaban con los proyectos CAS para ayudar a niños… pero de cáncer no había nada”, nos cuenta Rodrigo, de 17 años.
El proceso no fue fácil. En otoño de 2013, se pusieron a investigar y descubrieron que había una empresa estadounidense que se dedica a hacer pulseras de silicona y recauda grandes cantidades de dinero destinando en torno al 7% de lo que gana a la lucha contra el cáncer. Tras valorar la posibilidad de comprar las pulseras a esta compañía, decidieron hacerlo por su cuenta. “Un proyecto de pulseras creativas, chulas. Algo que le fuera a molar a la gente de nuestra edad para luego venderlas”, explica.
Una vez pensada la idea, el siguiente paso fue buscar el dinero necesario para poder comprarlas. “Por casualidad encontré una página web que se llama Needdo. Cotilleé y resulta que es una plataforma de cooperación internacional para tweetfunding (recaudación de fondos a través de Twitter) destinada a jóvenes que quieren hacer proyectos y no tienen medios para hacerlo”, señala Rodrigo.
Para obtener la financiación, debían explicar su idea en la página web de Needdo y ser el proyecto con mayor impacto en las redes sociales de entre todos los que se presentaban. “Tú ponías un hashtag (#unapulseraunavida) en Twitter. Cuanta más gente retuiteara tweets con ese hashtag, cuánta más gente lo viera, mayor impacto”, apunta Rodrigo.
Cuando apenas quedaba una semana de concurso, presentaron el proyecto e hicieron todo lo posible por ganarlo. “Hicimos algo que nadie había hecho, crear una cuenta de Twitter del proyecto y empezamos a mencionar a famosos para que nos retuitearan. Algunos lo hicieron y eso nos dio mucho impacto, de unos seis millones”, asegura Rodrigo.
El apoyo de mucha gente de su curso, la publicación de un artículo en el periódico del tío de Rodrigo y el empeño personal de los ocho les permitió hacerse con el premio de 300 euros.
“Ha sido un proyecto en el que hemos estado muy encima porque en toda esta parte de Needo teníamos que estar casi todo el rato con Twitter. Teníamos un momento y nos poníamos a mirar cómo iba y a mencionar a gente. En los recreos o incluso en clase”, afirma.
Tras obtener el dinero del concurso, hicieron bocetos de las pulseras, eligieron los colores y les encargaron los modelos a una empresa. “Los de Needo pagaron los 300 desde su cuenta y luego el resto lo pagamos nosotros. Nos los dejó mi padre, 500 euros que ya se los devolví cuando vendimos las pulseras”, apunta Rodrigo.
En marzo de 2014, llegaron los dos modelos de pulseras, uno con la inscripción ‘una pulsera, una vida’ y el otro con ‘cause we love boobs” (‘porque nos gustan las tetas’). Desde entonces y hasta noviembre de 2014, vendieron pulseras, sobre todo las de ‘una pulsera, una vida’, a amigos, familiares, desconocidos… principalmente en Madrid, pero también en otros puntos de España e, incluso, en Estados Unidos.
El objetivo se había conseguido. Unas mil pulseras vendidas, cuya recaudación iría destinada al proyecto de cáncer de mama que apoya la Fundación Vencer el Cáncer. Una decisión que tenían clara desde hacía tiempo. Y es que los ocho compañeros comparten la visión de VEC de apoyar la investigación para vencer el cáncer.
“Nos pusimos a ver la página web y vimos que tenía muy buena pinta. Luego vimos los proyectos y que había uno que era para investigación del cáncer de mama. Nos gustó bastante. Al hablar con Esteban Varadé (director ejecutivo de VEC), lo tratamos todo muy personal, me pareció muy simpático y nos hizo mucho caso, que es lo que buscábamos”, recuerda Rodrigo.
“Hay que apostar por la investigación porque es donde van a estar los resultados. Lo importante es desarrollar nuevas medicinas para tratar la enfermedad. Eso es algo que a nuestra edad la gente no tiene muy presente y con todo esto pretendíamos que la gente se diera un poco cuenta de que el cáncer de mama está ahí, que es una realidad”, finaliza Rodrigo.
Todo lo que han hecho estos 8 alumnos es un nuevo y magnífico ejemplo de #TuEventoVEC. Si como ellos quieres organizar una actividad para ayudar a la investigación oncológica, puedes escribirnos a info@vencerelcancer.org
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